La distancia a la que se plantan los plantones es un factor de cultivo importante. Si se colocan las plantas demasiado separadas, por supuesto que el jardín será improductivo y se desperdiciará espacio, pero tenerlas demasiado juntas también es muy perjudicial.

Por lo tanto, evitamos sembrar o trasplantar plantas demasiado pegadas unas a otras y, si lo hacemos, seleccionamos raleando las plántulas.

Aquí entramos en los inconvenientes de tener los cultivos muy cerca unos de otros.

Defectos por colocar las plantas demasiado juntas

El primer efecto negativo evidente es que las plantas se roban los nutrientes unas a otras, por lo que, aunque el suelo sea rico y esté bien abonado, no se desarrollarán plenamente.

En una siembra demasiado densa, las plantas se roban espacio y luz y se obstaculizan unas a otras atascando sus raíces. La falta de luz puede hacer que las plántulas "broten" con tallos débiles y alargados.

Si las plantas son muy densas, circula poco aire y la humedad se estanca, lo que provoca enfermedades en las plantas, sobre todo criptogámicas (mildiu, fusarium, oídio, verticilium, etc.).

Si siembras de forma desordenada, también será muy difícil controlar las malas hierbas, que habrá que arrancar a mano sin ayuda de una azada o una escardadora.

Por eso, un buen huerto requiere orden y planificación: mucho mejor saber qué vamos a cultivar, el espacio que requiere y sembrar cuidadosamente por hileras. Sembrar por hileras permite una gestión más práctica del huerto y un desherbado más cómodo.

Clareo de plantas sobrantes

La distancia correcta entre plantas no tiene por qué definirse en el momento de la siembra, ya que no estamos seguros de que todas las plantas germinen correctamente, sino que también puede decidirse más adelante mediante el aclareo de las plántulas sobrantes.

Se suele entresacar a las plántulas aún pequeñas (cuando no alcanzan los 3 cm de altura), para no dañar las plantas restantes con el desarraigo.

Artículo de Matteo Cereda